jueves, 30 de abril de 2020

LA EXPERIENCIA DE PERLA

Perla es una voluntaria italiana que realiza su voluntariado en Basida, con gran dedicación y empeño. Durante estos meses, la experiencia ha sido difícil por la situación sanitaria y por estar lejos de su familia, pero no pierde su sonrisa. Buscamos voluntarios españoles o extranjeros para colaborar durante unos meses en las residencias. ¿Quieres formar parte del proyecto? Escribenos a sve@afaij.org ✨

Aquí va su testimonio:

Hola, soy Perla, tengo 23 años y soy de Livorno, una ciudad de la Toscana.
PComencé mi proyecto de voluntariado europeo el 10 de octubre, hace más de seis meses, en Aranjuez, en una casa de acogida llamada Basida.
Este es el lugar donde llevo a cabo mi proyecto y que ahora considero mi hogar.
Explicar en pocas palabras qué es Basida es muy difícil, porque Basida es muchas cosas: una casa que acoge a personas con varios tipos de problemas (personas con discapacidad, personas infectadas por el VIH, personas con adicción a las drogas y/o problemas de alcoholismo, con condiciones frágiles psicológicas y/o psiquiátrica, o simplemente personas que en un momento determinado de su vida necesitaban apoyo), pero también una oportunidad para renacer y un lugar lleno de amor.
 Las actividades que hago para ayudar son principalmente de asistencia a personas con discapacidades o deficiencias físicas o mentales.
Por la mañana me encargo de ayudar a estas personas en sus prácticas de higiene personal y desayuno y después nos dedicamos a actividades relacionadas con la rehabilitación física y neurocognitiva.
En la estructura, de hecho, hay un gimnasio con muchas herramientas que estas personas pueden usar, con nuestra ayuda, para entrenar y mejorar, si es posible, sus habilidades físicas, y una sala de estimulación multisensorial, útil para estimular funciones cognitivas (concentración, atención, memoria, etc.), que utiliza técnicas destinadas a limitar, en la medida de lo posible, el deterioro cognitivo.
En cambio, aprovechamos de la tarde para actividades más livianas y divertidas: jugamos mucho, salimos a caminar y miramos películas hasta la hora de la merienda. Y después de la cena, por supuesto, ayudo a estas personas a acostarse.
 En pocas palabras, esto es lo que hago aquí, pero en realidad hay muchas otras cosas detrás de esta descripción que son difíciles de decir y explicar.
Creo que el voluntariado en Basida es diferente y especial, en sus fortalezas y debilidades: lo que vives aquí es una vida diferente y a veces difícil, que exige tanto desde el punto de vista físico como psicológico y con muchos altibajos.
Me enfrenté a situaciones con las que no pensé que habría tenido que lidiar (especialmente la del coronavirus, que nos desestabilizó, trayendo cambios incisivos en la vida de la casa).
Sin embargo, todo esto me ha llevado a crecer y sobre todo a comprender realmente lo que significa dar amor sin querer algo a cambio y disfrutarlo.
Estoy viviendo una vida diferente de la que siempre he tenido y a la que volveré, pero que, estoy segura, siempre será parte de mí.








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